La leishmaniosis en perros, es una enfermedad crónica que pone en riesgo a una gran número de mascotas al año. Se trata de un padecimiento canino incurable que, de no ser tratado a tiempo podría resultar letal.
Años de experiencia en Veterizonia nos ha enseñado la importancia de diagnosticar la leishmaniosis canina en su fase inicial de la mano de un veterinario cualificado. De esta manera, los propietarios de mascotas sabrán cómo tratar esta enfermedad y asegurar los cuidados necesarios que tu mascota necesita.
Si quieres saber más acerca de la leishmaniosis en perros, ¡echa un vistazo a lo que sigue!
La leishmaniosis canina ¿Qué es?
La leishmaniosis canina es una patología producida por la infección del parásito Leishmania infantum en el organismo del perro. Ante esta situación, el sistema inmune del perro se defiende del ataque y se incrementa la gravedad del cuadro clínico.
Se trata de una enfermedad que varía su intensidad de acuerdo a las condiciones ambientales de la zona. El insecto que influye en la leishmaniosis canina requiere de un clima específico para completar su ciclo. De allí que, esta enfermedad sea menos común en climas con temperaturas muy bajas o zonas elevadas.
De acuerdo con los especialistas, los perros que provienen de la cuenca mediterránea están más expuestos a la enfermedad. Por ello, su organismo está mejor preparado para responder a la infección, en comparación con otras razas del territorio nacional.
Se estima que cerca del 70% de los canes que crecen en las zonas endémicas han padecido la infección durante su vida. Por lo tanto, han desarrollado un sistema inmunitario más resistente, y solo entre el 10 y 15% terminan sufriendo la enfermedad.
Tipos de leishmaniosis en perros
El abordaje de la leishmaniasis es un tema ampliamente discutido por los profesionales veterinarios a nivel mundial en los últimos años.
Una patología que perjudica a cientos de perros, y que se puede diferenciar entre 2 tipos:
Leishmaniasis visceral en perros
La leishmaniasis visceral tiene un ciclo de incubación que va desde los 2 y 8 meses después que el flebotomo pica al animal. Tiene consecuencias graves, principalmente localizadas en los órganos internos.
Igualmente, crea fuertes posibilidades de deteriorar el sistema inmunológico o médula espinal del paciente canino.
Leishmaniasis cutánea perros
En este caso, la leishmaniosis genera síntomas físicos directamente en la piel de tu mascota. Se trata del tipo más habitual de esta enfermedad canina, y las características clínicas más frecuentes son:
- Alopecia: El perro muestra una delgada capa de pelo, un poco quebradizo y sin brillo. Además, será visible la caída del pelo cerca de las orejas y ojos.
- Dermatitis: Se generan nódulos o úlceras en la piel, que derivan en dermatitis nodular, dermatitis pustular y úlceras en las membranas mucosas.
- Hiperqueratosis: Se evidencia a través de una descamación epidérmica excesiva, acompañada de despigmentación, engrosamiento y grietas en el hocico.
- Uñas anormalmente largas: La leishmaniasis canina se caracteriza por la formación anormal de uñas, que crecen de forma excesiva y sin fuerza suficiente.
- Adenomegalia generalizada: Ataca el área de los ganglios axilares y poplíteos, en consecuencia se verá afectado en su tamaño y consistencia.
- Necrosis en las orejas: Como la enfermedad ocasiona vasculitis, produce una necrosis visible hacia el extremo de las orejas.
¿Cómo se contagia la leishmaniosis en perros?
El parásito Leishmania infantum actualmente permanece alrededor de toda la cuenca mediterránea, pero necesita a un portador particular para prosperar. En el caso de España, este vehículo es el mosquito “Phlebotomus perniciosus”.
Para contagiar la enfermedad, este insecto debe picar a un perro infectado y posteriormente repetir el proceso en otro perro. Una vez contagiado, el organismo del animal determina que el parásito está invadiendo las células en la sangre y actúa para destruirlo.
El sistema inmunitario creará una serie de anticuerpos o células especiales para eliminar la amenaza. Y de manera contradictoria, este proceso es precisamente lo que agrava el cuadro clínico del paciente canino.
Esta patología también la pueden contraer los seres humanos, y por ello es considerada como una zoonosis. Pero en la personas es menos peligrosa, pues cuentan con un sistema de defensa celular mucho más eficiente para combatir esta infección.
Finalmente, en raras situaciones se presentan contagios de una perra hacia sus cachorros o como consecuencia de transfusiones sanguíneas.
¿Qué siente un perro con leishmaniosis? Principales síntomas
Los síntomas más habituales en la leishmaiosis canina son las lesiones cutáneas. Es normal encontrarlas cerca de los pabellones auriculares o alrededor de los ojos, y menos probable en el resto del cuerpo. Igualmente, los pacientes caninos infectados pueden sufrir deterioro en los riñones y ser incapaces de eliminar los desechos del organismo.
Por otra parte, cuando se concentran los anticuerpos en el torrente sanguíneo es posible que sangren las fosas nasales. también, suelen acumularse dentro de las articulaciones y aumentan los peligros de que el animal padezca artritis. Así que, si el veterinario sospecha que tu mascota tiene leishmaniosis, debe analizar su sangre para determinar la presencia del parásito.
Al respecto, existe un grupo de pruebas rutinarias que te ayudarán a saber si el perro estuvo en contacto con el parásito. Y si son positivas, debes aplicar exámenes sanguíneos especiales para valorar el nivel de anticuerpos en sangre y deterioro de órganos vitales.
Para los casos más avanzados, el especialista puede solicitar estudios más profundos que descarten la presencia del virus en ganglios o médula ósea.
¿Cómo evito que mi perro se contagie de leishmaiosis?
La estrategia más efectiva para evitar el contagio de esta enfermedad canina se basa en la combinación de 2 o más acciones preventivas:
- La primera consiste en reducir los riesgos de picaduras haciendo uso de pipetas, collares o sprays repelentes de insectos.
- También, es importante aplicar vacunas que dirijan la respuesta inmunitaria para preferir el empleo de células destructoras en vez de anticuerpos.
- Las últimas investigaciones estiman que un protocolo de vacunación adecuado, disminuye 4 veces la probabilidad de padecer leishmaiosis canina. Sin embargo, esto no garantiza una protección totalmente efectiva y debe ser combinado con la aplicación de sustancias repelentes.
- Mediante la administración de fármacos que estimulan el sistema inmunitario. Esto se hace por lo menos cada 6 meses, y bajo estricta supervisión veterinaria.
- Valorar el uso de exámenes de diagnóstico rápido para descartar la presencia de una enfermedad grave. Sin dudas, mientras más rápido se diagnostique la leishmaiosis canina tu mascota tendrá mayores posibilidades de sobrevivir.
Cómo tratar la leishmaiosis en perros: ¡Protocolo de atención!
Ahora que ya conoces los síntomas más comunes de la leishmaniasis canina, debes tomar acción de inmediato si existen sospechas de que tu mascota la padece.
Visitar a tu veterinario de confianza es el primer paso para un diagnóstico temprano. Este realizará exámenes de sangre a tu mascota para asegurarse de que el parásito esté presente o no en el organismo.
Con un resultado positivo en la analítica de sangre, el veterinario comenzará a tratar a esta enfermedad por medio de fármacos especializados. El tratamiento indicado para un perro con leishmaiosis dependerá de qué tan intenso estén los síntomas. Además, se debe considerar el deterioro de los órganos vitales como fallos renales o cardíacos.
También, complementará la atención con una dieta cuidadosamente adaptada a las necesidades nutricionales del animal. El principal objetivo será fortalecer el sistema inmunológico con antioxidantes, y evitar la pérdida de peso. Una dieta diseñada para reducir los riesgos de cálculos renales que pueda ser digerida sin dificultad.
El tratamiento correcto permitirá que el perro presente una mejora clínica considerable. Aunque, el pronóstico dependerá en gran medida del cuadro clínico-patológico de cada paciente canino.
¿Qué medicamentos indican para tratar la leishmaniosis en perros?
Entre los medicamentos más utilizados por los veterinarios para el abordaje de la leishmaniosis en perros están:
- Alopurinol: Es un fármaco que se utiliza para el tratamiento de la hiperuricemia y otras complicaciones comunes en la leishmaniosis canina. Su administración es por vía oral, 2 veces al día por lo menos durante 6 meses.
- Antimoniato de meglumina: Se trata de un medicamento especialmente creado para contrarrestar la infección por leishmaniosis. Su administración es inyectable, y debe ser colocado por un profesional veterinario para evitar consecuencias a nivel renal. Si el animal sufre un deterioro en los riñones, se debe incorporar tratamiento por vía endovenosa para resguardar la función renal.
- Miltefosina: Es un fármaco antiprotozoario, que puede ser aplicado de forma oral o tópica para reducir el impacto de la leishmaniosis en perros. También, el especialista veterinario puede indicar alopurinol para combatir la carga parasitaria y proteger la estructura interna de los órganos. A medida que transcurra la enfermedad, el veterinario hará pruebas diagnósticas para modificar la dosis de los medicamentos y potenciar los resultados.
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Recuerda que, un diagnóstico temprano garantizará a tu mascota un tratamiento acertado, salud, bienestar y calidad de vida.
¿Cuáles son los nutrientes necesarios para un perro con leishmaniasis?
Como hemos explicado, la leishmaniasis canina ataca principalmente el sistema inmunológico de tu perro. Por este motivo, el esfuerzo del veterinario estará concentrado en fortalecerlo. Sobre todo, en las fases más avanzadas de la enfermedad donde aumenta la posibilidad de que se vean comprometidos algunos órganos como los riñones y el hígado.
Sin embargo, respecto a este tema nuestra recomendación es consultar con tu veterinario, ya que se trata del profesional capacitado para orientarte en cuanto cuál será la mejor alimentación para tu perro.
En todo caso, en las siguientes líneas te hablaremos sobre los principales nutrientes que debes ofrecer a tu perro con leishmaniasis:
Óptimo nivel de proteínas: Indispensable para aportar energía
Un consumo demasiado elevado de proteínas puede resultar perjudicial para un paciente canino con leishmaniasis. Sin embargo, reducir la ingesta proteica por debajo del nivel óptimo también es riesgoso. En ambas situaciones, es vital que la proteína seleccionada sea de gran calidad y preferiblemente de una fuente animal.
De esta manera, el sistema digestivo de tu mascota cumplirá mejor con sus funciones y los riñones se esforzará menos. Puedes optar por carne de pollo y salmón, siempre asegurando que esté totalmente fresco.
Por otra parte, si el sistema renal no se ha deteriorado por la leishmaniasis puedes incorporar otros ingredientes en la dieta. De lo contrario, la selección de nutrientes debe considerar opciones con menos residuos catabólicos de la carne. Y muy importante, si decides usar piensos cuida que sean bajos en purinas.
Los antioxidantes: Necesarios para el cuidado de las células
La incorporación de vitaminas es indispensable para reforzar el trabajo del sistema inmunológico. Esto se debe a que evitan que las células se oxiden, y ayuda a sanar más rápido las lesiones ocasionadas por la leishmaniasis. En consecuencia, los antioxidantes deben ser agregados en la alimentación de tu mascota.
Estos compuestos se hallan de manera natural en granos, frutas y verduras. Sin embargo, puede resultar complicado que tu mascota se alimente de porciones adecuadas por esa vía. Y por este motivo, tu veterinario de confianza podrá reforzar las dosis mediante algún suplemento.
Los antioxidantes: Cuida sus células con Omega 3 y Omega 6
Por otra parte, las grasas poliinsaturadas esenciales (Omega 3 y 6) son beneficiosas para las células del perro. Ya que su organismo no tiene la capacidad para producir esta sustancia por su cuenta. Estas grasas contribuyen a que el sistema inmunológico del paciente canino se haga más robusto.
Los beneficios se verán directamente en la cicatrización de la piel y el estado del pelo, que frecuentemente se ven deteriorados cuando el animal padece leishmaniasis. Una manera efectiva de consumir Omega 3 y Omega 6, es a través de aceite de pescado y alimentos comerciales de gran calidad.
Abundante agua fresca
Los perros que sufren esta infección deben contar con abundante agua fresca, para que el sistema renal trabaje y otros órganos funcionen adecuadamente. Debido a los síntomas de esta patología, tu mascota podría no hidratarse lo suficiente. Por ello, debes estar atento y garantizar que tu animal tenga a su alcance varios cuencos con líquido para estimularlo.
La idea es que beba frecuentemente, aunque debas dosificar el agua en pequeñas porciones. Sobre todo, si el paciente se alimenta de un tipo de pienso más seco.
Otra gran idea, es instalar un dispensador de agua que le permita mantener sus órganos en funcionamiento.
Entonces, ¿Cuál es la dieta sugerida en pacientes caninos con leishmaniasis?
Si tienes un perro que sufre leishmaniasis canina, posiblemente no tengas la necesidad de alterar su alimentación de forma radical. Sin embargo, sí debes suministrar herramientas para que pueda robustecer su sistema inmunológico y controle los síntomas de la enfermedad.
Si ya han aparecido las fallas renales y otros problemas orgánicos más avanzados, el veterinario te orientará sobre la alimentación especial más adecuada. La idea es planificar dietas especiales para abordar los síntomas de la leishmaniasis, y no la patología en sí misma.
Así que, cuando vayas a seleccionar un tipo de pienso para pacientes caninos con leishmaniasis, asegúrate de que este tenga las siguientes características:
- Que contenga ingredientes con abundantes antioxidantes (Omega 3 y Omega 6).
- Cuidar la preparación para garantizar niveles bajos en fósforo.
- Y muy importante, que los platos sean bajos en purinas e incorporen proteína animal de elevada calidad (como pollo, carnes magras y salmón).
De esta manera culminamos nuestra publicación sobre el diagnóstico y tratamiento de la leishmaniosis en perros. Si tu mascota está mostrando alguno de los síntomas que te hemos explicado, no entres en pánico y comunícate con nuestros veterinarios.
F.A.Q. Preguntas frecuentes sobre leishmaiosis en perros
En esta sección respondemos a las dudas más comunes en Internet sobre leishmaniosis en perros:
Los canes no pueden contagiar directamente a un ser humano. Sin embargo, los especialistas afirman que las personas no están completamente fuera de peligro.
Esto se debe a que si tu perro tiene la enfermedad, existen mayores posibilidades de que un mosquito transmisor lo pique. Y posteriormente, ese mismo insecto podrá infectar a una persona del mismo entorno.
La leishmaniosis en perros, es una patología crónica que no tiene cura. Sin embargo, con el diagnóstico precoz y tratamiento adecuado se logra controlar para que tu mascota no muestre síntomas.
De esta manera, el animal podrá volver a sus actividades cotidianas y tener una buena calidad de vida. Luego, tu mascota deberá visitar al veterinario cada 6 meses, para ajustar la medicación de ser necesario.
Esta patología no se contagia a través del útero de la perra, tampoco por medio del amamantamiento. Por esta razón, los cachorros nacerán saludables y libres de infecciones. Sin embargo, no aconsejamos que los animales enfermos de leishmaniosis se reproduzcan ya que tendrán un gasto energético importante.
Además, la gestación ocasiona mucho estrés y al lactar la perra corre el riesgo de sufrir una recaída de los síntomas.
El contagio directo de un perro a otro no es posible. Recuerda que el parásito debe transitar por un breve período de tiempo, dentro de un insecto transmisor para completar el ciclo vital. Por esta razón, que combatir a los insectos infectados es la clave para disminuir el número de casos con leishmaiosis canina.
El tratamiento de la leishmaniosis canina incluye medicamentos con precios un poco elevados como el antimoniato de meglumina o la miltefosina. En consecuencia, el coste para asegurar una atención adecuada oscila entre los 250 y 300 euros para un animal de 20 kilos aproximadamente.
Los fármacos utilizados para controlar la leishmaniasis canina (miltefosina, antimoniales pentavalentes, entre otros), suelen producir efectos secundarios importantes. Los más comunes son letargo, diarrea, vómito, diarrea, nefrotoxicidad y cálculos renales.
Un perro visiblemente sano, sí puede tener la patología ya que la fase de incubación en algunos casos puede necesitar varios meses. Por ello, puede estar aparentemente saludable y en su organismo la enfermedad se está desarrollando.
Los animales infectados sin síntomas aparentes, pueden ser diagnosticados a través de una evaluación precoz. Y lo mejor, es que estos individuos son los que tienen mayores posibilidades de superar la enfermedad.
Los animales con más peligro de ser contagiados de esta enfermedad, son aquellos que permanecen en el jardín y duermen fuera. Esto se debe a que el insecto que lo transmite, tiene una gran actividad a primeras horas de la mañana y al anochecer.
Igualmente, existe una mayor sensibilidad hacia la leishmaniosis canina según la raza del animal. De acuerdo con investigaciones recientes, los perros con mayor predisposición genética de contraer el virus son el doberman, pitbull y dogo alemán. Otras razas que comparten esta condición son rottweiler, bóxer, cocker spaniel y pastores alemanes, entre otros.
A partir del mes de mayo comienza en España la temporada de calor, y culmina aproximadamente en septiembre. En este lapso de tiempo, existe mayor incidencia de casos de leishmaniosis canina producto de las condiciones climáticas.
Por el contrario, en invierno los mosquitos se mantienen en estado de larvas y su actividad se reduce dramáticamente. Igualmente, existen zonas del país que por su clima cálido tendrán mosquitos prácticamente en todas las estaciones del año.
Para empezar, deberás visitar a tu veterinario de confianza para que le realice a tu perro las pruebas de sangre más pertinentes. Posteriormente, dependiendo de su condición médica el especialista podrá extraer una muestra directamente de la médula ósea o de algún ganglio linfático.
La idea es que a estos tejidos se les realicen estudios microscópicos, para descartar la presencia de los parásitos.
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